Vibración. Melodía ascendente. Me despierto asustada
Hay muchos días en los que me levanto cabreada y maldigo el despertador una y mil veces por sonar y no dejarme dormir más, cuando estoy haciendo verdaderos esfuerzos por mantener los ojos abiertos….
Aun así no me queda más remedio que aguantarme. Si, así comienzo mi día, con un poco de tristeza por tener que salir a la calle y pasar frío…
Es entonces cuando una pequeña nostalgia me invade, justo en el momento en el que el frío golpea mi cara y se cuela en mis huesos, haciéndome recordar que lo que quiero es estar en la camita, calentita, y soñando.
Después me encuentro en una clase fría, muy fría en la que la temática que se imparte carece de poco interés para mi… Pero es lo que toca en los tiempos que corren, intentar abrir pequeñas ventanas en el mundo laboral que distan bastante de mi trabajo soñado… pero que, hasta que llega, me hace tirar un poco adelante… Aun sabiendo esto, no puedo evitar sentir aburrimiento mientras escucho como se hace un proyecto de empresa, como se financia dicha empresa….
Los temas que van surgiendo nos hacen debatir. Allí hay gente tan diferentes a mi… que ante actitudes o palabras que observo no puedo evitar sentir cierta confusión.
A veces esas observaciones me hacen pensar…
De estos pensamientos me regresan a la tierra pequeñas sorpresas que hacen que cambie las expectativas sobre el día que se presenta. Pues, escuchar que los tres viernes que quedan de curso sólo vamos a tener clase por la mañana, es una sensación muy agradable.
La noticia hace que me evada y piense en él, con una sonrisa especial dibujada en mi cara, una sonrisa que grita a voces que estoy enamorada.
No puedo evitar imaginarme lo bien que estaría acurrucada en su hombro y borrando la sonrisa de mi cara para dar paso a una expresión de ternura…
Es entonces cuando me doy cuenta que por muy mal que comience el día siempre hay pequeñas cosas, pequeños gestos, pequeños detalles que me hacen sonreír y ver que soy feliz.
